Montessori en la demencia

Ine y sus nietos, julio de 2019.


Hoy le cambié los pañales a Roma y también a mi mamá. Luego me fui a mi casa, destrozada, y mi mamá me llamó para decirme que ella ya le había dado de comer a Roma, que estaba conmigo….

Así transcurren últimamente mis días… pero en vez de solo sentirme atormentada y llorar, empecé a buscar herramientas para ayudarla, porque me muero de pena cuando la escucho delirar. Y nuevamente Montessori me da valiosas herramientas, esta vez, para enfrentar la discapacidad que hace un tiempo tiene mi mamá.
Nada es casualidad. Justo cuando mi mamá, Inés, una leona que nos crío a mi hermano y a mí dándonos todo y más, empezó a tener problemas de memoria descubrí que en Argentina había una capacitación sobre Montessori en la tercera edad, y en la demencia en particular.
Hoy les quiero contar, y escribir para ayudarme a sanar, qué es Montessori en la demencia. Primero, la demencia… esa palabra tan horrible… la demencia en el caso de mi mamá, que tan solo tiene 65 años, es vivir en un 90% desconectada de la realidad, porque todo el tiempo dice incoherencias o cosas que nos suenan incoherentes, trae situaciones de personas que ya murieron muy seguido, se pone desodorante de ambiente en el cuerpo, sorbe una empanada como si fuera sopa…
Si me preguntan cómo llegó a esto con esa edad, yo creo que fue en gran parte por la infancia terrible que tuvo. “Somos el resultado de nuestra infancia”, escuché hace poco… pero ahora me interesa hablarles del hecho actual en sí.
Detrás de un niño, hay una persona, dice María Montessori. Detrás de una persona con demencia, hay una persona también.
El precursor de esto fue Cameron Kan, EE.UU., un geroterapeuta, con su mujer que es guía Montessori. Yo lo descubrí con Rodrigo Nuñez,  de https://www.instagram.com/montessori_senior/ en la conferencia que dio con https://www.instagram.com/tuguiamontessori/, de esas cosas on line que si te las tomás en serio sirven… Todo lo que les comparto acá son palabras y trabajo de Rodrigo. Lamentablemente el curso presencial que les contaba ya no existe, pero ojalá vuelva y sea accesible para todes pronto, porque TENEMOS QUE REVALORIZAR A NUESTROS MAYORES, y seremos nosotros quienes estemos ahí el día de mañana. Yo no dejo de verme en Roma, para recordar que estoy viva, sana y feliz en gran parte por el apego que mi mamá me dio. Entonces, ¿cómo no ayudarla ahora?
Cuando las personas envejecen mucho o se ponen dementes como mi mamá, pareciera que no hay nada más en su vida que satisfacer sus necesidades básicas. Lo que se suele ver es la enfermedad y no la persona. Hay que acercarse a la demencia como una discapacidad, intelectual, cognitiva, para darle herramientas como tienen los que tienen discapacidades físicas. Hay que ver la persona que ha sido y que todavía está ahí, detrás de esa enfermedad que es lo que vemos primero.
La idea de aplicar Montessori en la demencia es PALIAR SUS DEFICIENCIAS. A diferencia de los niñes “regulados”, acá Montessori sí promueve felicitar a la persona enferma si logra hacer algo por sí sola, necesita eso como motivación. El objetivo es DEVOLVER A LA PERSONA UN POCO DE AUTOESTIMA y hacerle sentir que todavía le importa a alguien. Mi mamá, por ejemplo, por momentos se da cuenta de cómo está, y eso obviamente la hace sentir muy mal.

Uno de los ejemplos que propone Rodrigo es diseñar actividades que le apasionaban en el pasado, adaptadas a sus capacidades. Se trata de ver, por medio de sus familiares, qué le gustaba hacer. La estimulación no debe ser solo física. Se puede pasear por ejemplo, caminar por la calle, pero recorrer lugares para apelar a su memoria.
Él resume las claves:
1.       Conocer quién es la persona detrás de la capacidad.
2.       Adecuar una serie de actividades a quién ha sido esa persona.
3.       Reforzar esas partes en las que tienen lagunas, problemas de memoria a corto plazo.
Hay 4 áreas de trabajo fundamentales que se personalizan a cada individuo.
1.       Social. El que más falla pero que si se trabaja bien se pueden llegar a generan nuevas conexiones neuronales. Que vea a sus nietos, a sus amigos. Con esto mejora ¡e incluso pueden aprender!
2.       Cognitivo. Lenguaje, matemáticas.
3.       Habilidades o vida práctica. Volver a cocinar, etc.
Las actividades son con diferentes materiales, depende del paciente. Por ejemplo, para un paciente que fue médico, se puede usar una plantilla para unir partes del cuerpo con sus nombres. También, como en les niñes, les adultes eligen qué actividad prefieren hacer en cada momento. Cocinar solos, con nosotros al lado, también es una buena herramienta.
ES IMPORTANTE SABER si hacemos todo por ellos, LO DISCAPACITAMOS MÁS TODAVÍA. Vuelve aquí la famosa frase de María Montessori, “ayúdame a hacerlo por mí mismo”. Lo que hay que hacer es poner herramientas para cumplir sus objetivos, y así levantar su autoestima.
Las familias estamos destrozadas con este diagnóstico pero hay que ayudar a los enfermos para darle dignidad a su vida, tener un objetivo para levantarse día a día, no solo pasar el día. Ellos suelen estar muy deprimidos porque no tienen motivos para levantarse por la mañana, yo por eso la llevo, esté como esté y la mire quién la mire, a los actos del colegio de Luca.
Rodrigo destaca que este tipo de enfermedades a los familiares les genera rechazo, porque ya no son lo que eran antes. Y a mí me pasó, durante mucho tiempo, ni hablar durante el embarazo de Roma. El neurólogo solo te da el diagnóstico y nada más. Como hijos nos sentimos muy frustrados por no poder atenderlos, al final los terminamos internando porque no estamos capacitados para eso (les prometo que hemos intentando de todo, sigue en su casa, pero no sé por cuánto tiempo más…), y todo va de mal en peor. Pero Rodrigo dice que cuando se descubren las herramientas de Montessori en la demencia se ve un poco de luz. Y es mi esperanza… ya hago algunas cosas, cuando este puerperio y el trabajo intenso me lo permiten, pero espero que cada vez hagamos más, y ojalá encuentre algún profesional acá que nos pueda ayudar, porque en las instituciones no suelen humanizar, saber quién es esa persona, lo cual podrían hacer en varias entrevistas. No suelen personalizar, saber qué le gusta a esa persona, incluso sobre la comida.
La ventaja, sigue Rodrigo, es que a le niñe las guías tienen que presentarle, “enseñarle” a hacer cuál o tal actividad, como barrer, pero con los adultos solo, en general, es adaptar, acompañar, mostrar una vez y ya está, porque en realidad ya saben cómo se hace esa actividad. Hay que ser facilitador, no guía.
En las instituciones que aplican Montessori hay actividades como huerta, ayudar a otros a vestirse cuando tienen discapacidades físicas, son como milagros, igual que sucede en los colegios Montessori. Lo mejor es ver que el núcleo familiar vuelve a encontrar un sentido, y es capaz de superar esa discapacidad.
Les niñes Montessori tienen otra mirada hacia esa persona mayor, y pueden a hacer cosas brillantes trabajando juntos. Yo esto con Luca lo veo muy claro.
Por último, Rodrigo nos invita a recordar que el nivel cognitivo está deteriorado pero no el nivel emocional, nivel sentimientos. Capaz esa persona no entiende qué le decimos, pero si lo tratamos con cariño, generamos el vínculo emocional que tanto necesita.
En su casa mamá tiene materiales que Luca ya no usa, como poner tapitas a diferentes frascos, enhebrar hilos… y siempre tratamos de ponerle alegría a la situación, en eso mi hermano https://www.instagram.com/germanmatiascasanova/ es especialista, la hace bailar, la hace reír... A mí me cuesta un poco más, sigo llorando por los rincones, pero estoy segura de que vamos por el mejor camino posible (sin Nico, no podría hacerlo, el apoyo de nuestres compañeres es clave).
Termino de escribir con Roma en brazos, así que seguro quedaron errores, pero espero que esto les sirva, y que juntes hagamos un mundo mejor para nuestros mayores.

INE, TE AMO.








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